veo, tranquilo pasa el día
Veo, tranquilo pasa el día
Por el horizonte el sol se escabulle para salir de fiesta, para emborracharse con las nubes. Mañana saldrá resacoso y vago por el otro lado del mundo.
Manos acartonadas. Mechas de bombas en alvéolos grises. Respiro un poco más, y cada vez respiro menos.
Sendas, caminos, hitos, monumentos, altares de paso, y cunetas de hierbas pisadas. No saber lo que digo, solo digo. Lo mismo: no saber porque, solo se, no hay sentido. Conexiones virulentas entre las neuronas, un nuevo enlace químico: el de la reyerta. Pero no hay violencia, solo laxitud, rencor casi olvidado, se pierdo medio vaporoso entre su insignificancia. Los sudores fríos de la enfermedad de estar vivo.
Una meta, un nuevo destino, una nueva conquista, una nueva promesa de razón. ¿Cuánto tiempo podré estar escribiendo sin decir nada? Ya solo con esta pregunta algo digo, pero en verdad se que es lo mismo. Yo sigo, no me importa, quiero rebelarme con la tiranía del tiempo que solo avanza y rechazar la importancia que se quiere dar. Ahí te quedas, maldito.
Siempre, siempre, siempre. Siempre lo mismo que nunca, ni variantes, sin diferencia mas lejos del matiz de algo. Ese algo no deja de ser lo mismo, y quien piense que el matiz hace la distancia de un original es un mezquino. Un liante, un cómplice del tiempo que anhela engañarnos con avance. ¿Un ratón dentro de una rueda cree que se desplaza? El movimiento no es el trascurso del tiempo.
Sucedió, aconteció, pasara, ocurrirá. Lastima que no tengamos suficiente tiempo para que el pelo nos crezca tanto para que atasque los engranajes de la maquina. Entonces morimos. Si, el tiempo existe en la medida que su transcurso nos acerca a la muerte, pero por eso existe de forma individual. Un hormiguero es intemporal, solo hay el ciclo de los acontecimientos que afectan su existencia pero no la modifican. La diferencia entre el hormiguero y yo es que a mi el tiempo me matara. La conciencia de la muerte es la mayor arma que utiliza el tiempo para subyugarnos. Y porque así quiero decirlo.
Pero ya estoy diciendo algo, ya me ha poseído el yo razonador. No le tengo mucho aprecio, menos cuando su lógica me habla de la estupidez de mis teorías por culpa suya imaginadas. Prefiero yo casual, yo caótico, yo impredecible. Me encanta el desconcierto que crea en el primero las agridulces absurdeces del segundo. Tomo sus gestos y los convierto en el estandarte de la venganza contra el sentido, y el tiempo. Y es entonces cuando me río, me invade el sarcasmo, y a veces me encuentro extrañamente tranquilo.
…y la importancia de la falta de esta
Por el horizonte el sol se escabulle para salir de fiesta, para emborracharse con las nubes. Mañana saldrá resacoso y vago por el otro lado del mundo.
Manos acartonadas. Mechas de bombas en alvéolos grises. Respiro un poco más, y cada vez respiro menos.
Sendas, caminos, hitos, monumentos, altares de paso, y cunetas de hierbas pisadas. No saber lo que digo, solo digo. Lo mismo: no saber porque, solo se, no hay sentido. Conexiones virulentas entre las neuronas, un nuevo enlace químico: el de la reyerta. Pero no hay violencia, solo laxitud, rencor casi olvidado, se pierdo medio vaporoso entre su insignificancia. Los sudores fríos de la enfermedad de estar vivo.
Una meta, un nuevo destino, una nueva conquista, una nueva promesa de razón. ¿Cuánto tiempo podré estar escribiendo sin decir nada? Ya solo con esta pregunta algo digo, pero en verdad se que es lo mismo. Yo sigo, no me importa, quiero rebelarme con la tiranía del tiempo que solo avanza y rechazar la importancia que se quiere dar. Ahí te quedas, maldito.
Siempre, siempre, siempre. Siempre lo mismo que nunca, ni variantes, sin diferencia mas lejos del matiz de algo. Ese algo no deja de ser lo mismo, y quien piense que el matiz hace la distancia de un original es un mezquino. Un liante, un cómplice del tiempo que anhela engañarnos con avance. ¿Un ratón dentro de una rueda cree que se desplaza? El movimiento no es el trascurso del tiempo.
Sucedió, aconteció, pasara, ocurrirá. Lastima que no tengamos suficiente tiempo para que el pelo nos crezca tanto para que atasque los engranajes de la maquina. Entonces morimos. Si, el tiempo existe en la medida que su transcurso nos acerca a la muerte, pero por eso existe de forma individual. Un hormiguero es intemporal, solo hay el ciclo de los acontecimientos que afectan su existencia pero no la modifican. La diferencia entre el hormiguero y yo es que a mi el tiempo me matara. La conciencia de la muerte es la mayor arma que utiliza el tiempo para subyugarnos. Y porque así quiero decirlo.
Pero ya estoy diciendo algo, ya me ha poseído el yo razonador. No le tengo mucho aprecio, menos cuando su lógica me habla de la estupidez de mis teorías por culpa suya imaginadas. Prefiero yo casual, yo caótico, yo impredecible. Me encanta el desconcierto que crea en el primero las agridulces absurdeces del segundo. Tomo sus gestos y los convierto en el estandarte de la venganza contra el sentido, y el tiempo. Y es entonces cuando me río, me invade el sarcasmo, y a veces me encuentro extrañamente tranquilo.
…y la importancia de la falta de esta
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