invierno
La luz azul de eternidad de invierno
soba la inquietud de humedad de agua
las calles cantan a rumor de pisadas
pisadas lejanas de historias de invierno
Al sabor oscuro de un café con hielo
veo, las hojas de los árboles acabadas
crecen de su costra de bronce de llama
las persianas bajadas, las hojas en el cielo
Las personas caminan sus pies por el suelo
los techos pesados aplastan las ventanas
amenazan con hundir en la tierra las casas
por el peso del cielo y su color de pavimento
Languidez, amarillo de las bombillas claras
perdieron su vibrez de sol, espejo e invento
ella huyo salvaje por el marco de su sueño
y murió en el olvido de las nubes adoquinadas
Como ojos turbios invadidos de cataratas
se presta hoy el día mustio, gris y muerto
en la tranquilidad placida del mausoleo
donde sol y vida perdieron la esperanza
El telón de metal viejo tras las fachadas
como horizontes de piedra y feos hierros
se abate como el imposible fin del festejo
en la bruma del tiempo y la obra capitulada
Y ya lo se, el otoño fue la muerte calma
que arrastro su halito calido y exento
y el invierno fue el clamor sutil y eterno
de ver muertas y congeladas las miradas
soba la inquietud de humedad de agua
las calles cantan a rumor de pisadas
pisadas lejanas de historias de invierno
Al sabor oscuro de un café con hielo
veo, las hojas de los árboles acabadas
crecen de su costra de bronce de llama
las persianas bajadas, las hojas en el cielo
Las personas caminan sus pies por el suelo
los techos pesados aplastan las ventanas
amenazan con hundir en la tierra las casas
por el peso del cielo y su color de pavimento
Languidez, amarillo de las bombillas claras
perdieron su vibrez de sol, espejo e invento
ella huyo salvaje por el marco de su sueño
y murió en el olvido de las nubes adoquinadas
Como ojos turbios invadidos de cataratas
se presta hoy el día mustio, gris y muerto
en la tranquilidad placida del mausoleo
donde sol y vida perdieron la esperanza
El telón de metal viejo tras las fachadas
como horizontes de piedra y feos hierros
se abate como el imposible fin del festejo
en la bruma del tiempo y la obra capitulada
Y ya lo se, el otoño fue la muerte calma
que arrastro su halito calido y exento
y el invierno fue el clamor sutil y eterno
de ver muertas y congeladas las miradas
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